La misteriosa aparición del fantasmal señor Tsura Tukuro firmando una carta del lector en la primera página de El Comercio (18/12/2009)merece una reflexión.
No para hurgar en los errores de cierre del decano, ni para deducir de ese yerro una señal para desprestigiar a su director. No.
La reflexión en voz alta debe ser para abordar el tema de fondo: la extremada y riesgosa ligereza que existe en la web para publicar comentarios anónimos.
Insultos, bajezas, calumnias, injurias, o simples disparates, se publican a diario en la sección comentarios de las noticias que se cuelgan en la web.
Los ataques descarnados y abusivos de anónimos francotiradores no son filtrados por los administradores de las páginas, principalmente dedicadas a la publicación de noticias.
Las artimañas del Sr. Tsura Tukuro, puestas de manifiesto en un medio impreso, son estiércol de todos los días en portales, webs y blogs de todo tipo.
Es un exceso de libertad.
La democracia no tiene por qué admitir comentarios basura de personas que buscan participar en el debate sólo para denigrar gratuitamente a sus oponentes.
Es momento de utilizar un código de ética para las publicaciones de internet.
No tiene que ser ni más ni menos que el que se aplica para las publicaciones impresas.
Los medios de comunicación que tienen versiones en internet deben usar el mismo rasero ético que tienen para medir qué publican y que no en su presentación impresa.
La llegada de Tsura Tukuro al papel es un lamentable accidente. Pero este personaje anónimo no puede pasearse impunemente todos los días en la internet insultando a medio mundo.
No hay que tener miedo a la regulación de la denominada plataforma 2.0.
Para empezar, ya que se acerca un periodo de renovación de alcaldes, presidentes regionales, Congreso y Presidente de la República, se debe regular la propaganda electoral en internet.
Los partidos políticos podrán usar libremente la internet para campañas electorales, pero se podría aplicar una multa para los candidatos que, por ejemplo, incumplan disposiciones de respeto a adversarios políticos o grupos sociales.
Debe legislarse respecto al derecho de respuesta o réplica en los Blogs. Y multar a los blogueros que incumplan la disposición.
Igualmente se debe legislar sobre propaganda calumniosa, difamatoria, injuriosa, mentirosa y campaña de bajo nivel.
No hacerlo sería el triunfo del inventado señor anónimo. Por eso, eliminar al Sr. Tsura Tukuro es una cuestión de higiene. Mental y ética.
19 diciembre, 2009
Tsura Tukuro o la higiene ética en la prensa
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4 comentarios:
Estimado:
Internet no se puede regular y mucho menos la web 2.0, o sino estariamos entrando a una etapa como sucede ya en China, ahora en Australia y en España casi.
Uno de los grandes problemas se da con la usurpacion de identidad por Internet, etc.
Responsabilizar a un blogger o al responsable de un sitio por eso tambien es tirado de los cabellos, en todo caso se debe evitar la participacion de usuarios anonimos, como por ejemplo al colocar este comentario... pero no es un comentario ofensivo ¿Por que tendria que dejar de ser anonimo?
Coincido plenamente con tu reflexiòn. Internet es el paraiso a la impunidad. Yo soy y he sido victima sistemàtica de personajes anònimos que sòlo utilizan la web para insultar y escribir falsedades con el pretexto de comentar ciertas informaciones periodìsticas. La libertad de expresiòn no debe ser considerada libertinaje.
p.d. Para evitar que los colegas "salten" ante una posible regulaciòn de contenidos, se deberìa considerar penalmente responsable a la web que permite la publicaciòn de comentarios difamatorios, injuriosos o denigrantes hechos por terceros. Con la posibilidad de un jucio a esas "pàginas" se solucionarìa de inmediato el problema. Que no haya un vacio legal.
Estimado amigo Luis Alberto:
1. Tanto usted como yo tenemos un blog y sabemos que se nos pregunta antes de publicar los comentarios.
2. Es obvio que lo de El Comercio no es casual; hay grandes intenciones detrás y prueba de ello es el artículo de César Hildebrandt.
3. Sería más peligroso empezar ahora que se acerca la época electoral una campaña destinada a eliminar las opiniones de los blogs, las únicas que todavía son libres, con las excusas de siempre (el honor, la decencia, la verdad, etc.).
4. Suficiente con tener una prensa amarilla y parametrada (salvo La Primera, obvio) dispuesta a dar la vida por el sistema, el neoliberalismo, la CONFIEP y la derecha peruana para también cerrar los otros medios que dan una información sensata y veraz como el blog que usted tan excelentemente conduce y por lo cual lo felicito.
Muchas gracias.
Respuestas:
Al anónimo de las 6:21 AM.
Sí; se puede regular la Internet. Es más, se tiene que hacer. No en los contenidos –como bien anota Jessica-, sino en los COMENTARIOS anónimos o de personajes ficticios o usurpadores de identidad. La regla es sencilla: no insultar, no rebajar el nivel del debate, no admitir procacidades.
En Brasil ya se está legislando sobre el tema... y por supuesto la norma debe alcanzar a los bloguers; ellos son los responsables de administrar el contenido de sus páginas. Y son quienes deciden lo que aparece en la web o no.
Respecto a los comentarios anónimos, si buenos, bienvenidos; si breves, mejor.
A Jessica:
En efecto, la palabra REGULACIÓN nos remite a pasados controlistas que nadie quiere ni busca. Tu propuesta va en la línea de la legislación brasileña. Los editores o responsables de medios digitales deben responder por infracciones al Código Civil de la misma manera que lo hacen los editores o responsables de medios masivos, impresos o audiovisuales. La web es una plataforma de comunicación. Y como tal debe tratarse. Ni más ni menos.
A Luis Enrique:
No, mi estimado L.E.A., nadie ha propuesto “eliminar las opiniones de los blogs”, ni menos “cerrar los otros medios que dan una información sensata y veraz como el blog”. No.
Lo que propongo es administrar con criterio e inteligencia los COMENTARIOS que se dejan en las casillas de Noticias o en las ventanas de los Post de páginas web o blogs. Me refiero a las respuestas o comentarios de los participantes. No porque sean anónimos; sino por el contenido injurioso, calumnioso o difamatorio que encierran sus apostillas.
El primer paso es, por supuesto, la administración por cuenta propia. Pero cuando esto no funciona y tienes páginas web de noticias –manejadas por intereses definidos- que “publican” comentarios de cualquier tetelemeque -para dar la falsa idea de apertura democrática-, entonces, debemos apelar a la ley. Y si esta no existe, debemos crearla.
Gracias por sus comentarios.
LACH
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