07 mayo, 2010

Rebelión en la granja

La resistencia de Omar Quesada a dejar la secretaría general del Apra sólo tiene dos explicaciones posibles: O Alan García la fomenta, como parte de un acuerdo bajo la mesa que en el fondo lo único que buscaba era desplazar y hundir a Jorge Del Castillo; o Quesada y un sector mayoritario del CEN aprista han decidido enfrentar al propio Presidente de la República y desconocer su pedido de remoción de la máxima dirigencia del PAP.

No hay término medio, a no ser que Omar Quesada sea un remedo de Aurelio Pastor.

La primera de las hipótesis indica que el miércoles de la semana pasada Quesada se reunió con Alan García en Palacio de Gobierno y habría llegado al acuerdo que todos vemos. Se va Jorge y se queda Omar.

La segunda sería una auténtica sorpresa y evidenciaría una fractura mayúscula en la cúpula del poder. El Apra, como la mayoría de partidos políticos, es una federación de facciones. Grupos o camarillas de poder que viven en una relación de competencia y acercamiento con el presidente del partido.

En términos absolutos, todos son alanistas, pero, llegado el caso, algunos son más amigos de Alan que del partido.

Y Alan sabe estrimular esta dependencia. El 5 de febrero de 2010 reunió a las principales cabezas de su camarilla en el gobierno y los condecoró con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, en el grado de Gran Oficial. Entre ellos, por supuesto, estaba el director de Cofopri, Omar Quesada.

Resulta pues altamente improbable que Quesada, los cuarentones y compañía se rebelen al poder. No tienen la fuerza, ni las agallas para hacerlo. Y tampoco es que García sea un hombre de fidelidades al cien por ciento.

Si esto es así, ¿estamos ante un Alan García retorcido y maquiavélico, capaz de negociar con Quesada su permanencia en la dirección del partido aún después de las irregularidades punibles destapadas en Cofopri?

¿O sólo estamos ante un Omar Quesada caradura que se aferra al cargo sin que le roce responsabilidad alguna en las escandalosas denuncias que hunden a Cofopri a nivel nacional? ¿Quién nombra entonces a los directores regionales de Cofopri? ¿No son acaso secretarios departamentales del Partido Aprista? ¿No los propone acaso el director de Cofopri?

Sea cual fuere el caso, si el presidente no quiere desplomarse en las encuestas deberá tragarse el sapo, y tendrá que sacar a Quesada de la secretaría general del partido. Lo que es más improbable que haga es retirar la medalla impuesta al ex director de Cofopri.

Para eso, además de autoridad de jefe de Estado, se necesita decencia.

1 comentario:

Fernando Montalván, Editor dijo...

Escombros, basura, excrecencias, y ahora resulta que se quiere descentralizar.
Ya no es COFOPRI,
hoy es COPROFI.