09 junio, 2007

La fuerza de la razón

Apelar a la razón en una controversia no es señal de debilidad. La razón jurídica, se entiende; la razón histórica. Es una muestra de civilización. Es una demostración de la posibilidad de alcanzar acuerdos en la mesa de negociaciones, antes que en el campo de batalla.

Pero es claro que en una negociación, las partes se sientan a conversar, apoyados no sólo en este tipo de argumentos, sino, también en la fuerza. En la fuerza de sus armas.

El poder militar es un buen referente en la mesa de negociaciones. El efecto disuasivo de las armas, a veces, es suficiente para sostener y defender un punto. Ya lo decía Sun Tzu, el mejor combate es aquel que se gana sin librar batalla.

Por eso es conveniente analizar el momento de sentarse en la mesa. Si no tengo el respaldo suficiente, es mejor esperar. Las circunstancias, sin embargo, podrían acelerarse.

Es un hecho innegable que el conflicto, impasse, diferencia, controversia –o como quiera llamársele-, entre Chile y Perú, ha llegado a una situación tal, que conviene repasar, una a una, todas las alternativas posibles.

Serenidad y calma, sí, como reclama el Presidente García. Pero realismo y pragmatismo también para no dejar de ver todas las aristas.

Un primer aspecto es el geopolítico, es decir, la política aplicada al terreno. Detrás de cualquier asunto de fronteras hay siempre un componente de este tipo –Pinochet dixit-: El Estado, como el hombre, requiere para su crecimiento, “abarcar mayores espacios”.

Desde este punto de vista, no es casual entonces la “confusión” chilena de pretender extender un reclamo territorial a la controversia marítima que sostiene con el Perú.

La frontera terrestre entre ambos países se fijó en el Tratado de 1929. Chile pretende ahora desconocer esa línea fronteriza y “ganar” el famoso triángulo de 37 mil metros cuadrados.

La Comisión Demarcadora de 1930 lo que hizo fue colocar el Hito 1 no en la orilla del mar –donde corresponde el lugar exacto de la delimitación fronteriza-, sino a poco más de 200 metros de ella, en territorio peruano, para evitar que la marea destruya el bendito mojón. El hito que marca la frontera es el Hito Concordia, ubicado, según el Tratado, a orillas del mar. Punto.

Ahora resulta que los peruanos nos enteramos que, según Santiago, ya no sólo tenemos un problema de demarcación de la frontera marítima, sino también terrestre. Esto es inaudito. Sólo comprensible dentro de una lógica expansionista.

Fiel a su estilo, el Presidente García ha dicho que en estos tiempos "las cosas (con Chile) no se arreglan a bombazos" y que “ninguno de los dos somos grandes potencias como para arreglar las cosas como las arreglan ellas”.

Es cierto. Nadie quiere bombazos. Pero el hecho que nadie quiera no significa que dejamos de tener en cuenta esta posibilidad. Nunca como ahora hemos tenido tal escalada de controversias y tantos intereses puestos en bandeja.

Bienvenida la razón. Pero sin descuidar la fuerza que es, a final de cuentas, la fuerza de la razón.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

La deficiencia militar transitoria que POLITIKHA señala, se puede paliar temporal y a largo plazo con una inteligente política exterior, sin jamás descuidar la razón de la fuerza.

Por ejmplo hace un año atrás el presidente de Brasil, Lula Da Silva dijo que históricamente la política exterior de Chile había sido una MIERDA..!

Así lo dijo.

Ahí están las grabaciones. El presidente brasileño tenía y tiene razón. Porque Lula se refería no solamente a la TRAICION del Estado Chileno al justo reclamo de Argentina sobre las islas de Las Malvinas, sino fundamentalmente al permanente boicot que Chile siempre ha hecho de todos los esfuerzos latinoamericanos para organizarse y negociar en conjunto con los centros de poder económico, el coloso del norte o la Comunidad Económica Europea.

Si bien es cierto que en el gobierno del esperpento Carlos Menen, ((siamés ideológico de Fujimori)), el estado argentino traicionó la solidaridad demostrada por el Perú en circunstancias difíciles a ese país, y vendió armamento a Ecuador siendo "garante" del Protocolo de Río der Janeiro, no se ha sabido de las exigencias del Estado peruano para reparar ese daño histórico en nuestras relaciones, ni tampco se ha sabido de las sanciones ejemplares que se ha aplicado a los infractores del crimen.

Si para la Argentina oficial se trata de un "incidente", no lo puede ser de ninguna manera para el Perú.

Referente a la meditarreneidad Bolivia, Torre Tagle anda siempre a la zaga, reaccionando tardío a los reclamos racionales que hace La Paz, y a las respuestas, por lo general sinuosas, altaneras e intransigentes que da Chile.

Perú geograficamente está en una posición envidiable, cosa que es todo lo contrario a Chile que tiene problemas con Argentina, Bolivia y Perú.

Perú tiene que aprovechar la mala espina que un respetable sector de brasileños le tiene a la política exterior de Chile, igual debemos hacer en Buenos Aires y La Paz.

Y claro, con un estado prepotente, no hay otra alternativa que armarse: "Si ellos compran dos, nostros demos comprar seis.."

¿Quién lo dijo..?

Palmas para el que lo sabe.

(Crao)


NR.- En los años 70 a Chile no se le hubiera ocurrido venir con los suterfugios y remilgos que ahora estila. Me cuenta el abuelo que Velasco Alvarado llamó por telefono a Pinochet y le dijo -parecía una orden- que respetara la vida del secretario general del Partido Comunista Chileno, Luis Corvalán, que la policía política chilena había capturado. El criminal dictador chileno tuvo que respetar la vida del político izqujierdista. A nadie se le ocurrió acusar al Perú de "intromisión"....
Claro, eran otros tiempos. Hasta fíjense, había 'Día de la Dignidad' Nacional. Por cierto después otros apremiados político tradicionales que gustan las gárgaras de "libertad" y practican la corrupción en gran forma y brillante estilo, con rapidez borraron de nuestro calendario aquella celebración... ( ¿...? )
Se trató simplemente -dijo un sicoloco- de una reacción compulsiva de la psiques corrupta...

Anónimo dijo...

“Esto es un agravamiento de la situación con Chile”
Pero la negociación con ese país debe seguir, recomienda.

El ex canciller José de la Puente Rabdill dijo que el anuncio de la Cancillería chilena de responder con los mismos términos la nota de protesta enviada por el gobierno del Perú, constituye “un agravamiento de la situación con Chile”.

Estoy totalmente de acuerdo con la nota que se ha enviado porque Chile, con todo derecho de su parte, puede tener discrepancias para ver el asunto marítimo, pero lo que no es tolerable es que se pongan a hablar de la frontera terrestre como lo han hecho últimamente en sus comunicaciones”, manifestó.

De la Puente fue enfático para señalar que “la frontera terrestre con Chile quedó totalmente delimitada mediante el Tratado de 1929, y eso se lo hemos repetido hasta el cansancio al gobierno de Chile y parece que no lo quieren comprender. Ellos saben muy bien que los tratados de límites son sagrados y no se les puede desconocer”.

Aclaró que “esto no significa, como algunos han sostenido, que vayamos directamente a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. La negociación debe seguir hasta que uno de los dos países diga ‘hasta aquí la negociación y me voy a la Corte de La Haya’. Cuando ambos países ya no pueden avanzar más en sus negociaciones se llega a lo que se conoce como el ‘statu quo’”.

El Derecho Internacional ofrece diversos medios pacíficos de solución de conflictos, antes de llegar a la Corte Internacional de Justicia, apuntó.

“Una figura –dijo– es la de los buenos oficios, por la cual un tercer país se ofrece para ser un interlocutor entre ambas naciones, a fin de superar el statu quo. Otra es la mediación, en la cual los dos países aceptan a un tercero que pueda colaborar a solucionar el problema. Estas dos primeras instancias no generan decisiones vinculantes”.
Fernando Vásquez Briceño

El dato

El diplomático señaló que una tercera alternativa de solución es el arbitraje, en la cual Chile no tiene muy buena experiencia. Por común acuerdo de las partes, se designa a un árbitro. Su sentencia es vinculante. Es algo riesgoso, porque el árbitro puede equivocarse.