14 noviembre, 2007

Forsur con fórceps

El nacimiento del Fondo de Reconstrucción del Sur (Forsur) fue traumático desde el principio. El sismo destruyó los pueblos del sur, pero el gobierno hizo trizas las instituciones encargadas de su reconstrucción. Dejó a un lado Defensa Civil, las Fuerzas Armadas, la Cruz Roja y la Presidencia del Consejo de Ministros. Apareció rodeado de una corte de ministros desorientados que en lugar de organizar la ayuda acapararon los noticieros repartiendo víveres en los alrededores de la Plaza de Armas.

En ese mar de desconcertadas gentes, al alimón, de una ventolera, como le gusta al Presidente, nació Forsur, un organismo con casi treinta miembros en su directorio, con sede en Lima, y encargado a un empresario que todos veían como reconstructor, pero que él sólo admitía ser coordinador.

Su primera tarea fue remover los escombros y trasladar el desmonte, pero en lugar de pagar por metros cúbicos eliminados, se pagó por alquiler de volquetes por horas. El resultado: vehículos que amarraban el macho y hacían el menor esfuerzo para ahorrar combustible y horas hombre trabajadas.

Tres meses después los informes de televisión no dejan duda. La reconstrucción de los pueblos afectados del sur es un fracaso más del gobierno en todos sus niveles. Una prueba lamentable de la desesperante inacción del Estado.

El presidente García es el único responsable.

A él le correspondió la dirección de la ayuda desde las primeras horas cruciales. En lugar de repasar el procedimiento de crisis, el jefe del Estado se inventó las prioridades.

Quienes visitan las zonas afectadas no pueden creer la parálisis y la absoluta falta de gerencia que padece este gobierno. Tres meses después, la gente sigue viviendo en carpas y chozas de estera y madera, en medio del polvo, la falta de agua y la inmundicia. Los niños siguen yendo a la escuela sin que ésta haya sido reparada.

Forsur tiene un problema de fondo. Es un ente coordinador, cuando lo que se necesita es un sistema ejecutor. La Presidencia del Consejo de Ministros, llamada a coordinar la ayuda en base a planes de acción de los propios ministerios, está en cualquier cosa, menos en la tarea de reconstrucción.

Si Garrido Lecca tiene éxito, las ondas expansivas de su traslado a Pisco se sentirán no sólo en las endebles oficinas prefabricadas de Forsur; removerán los cimientos de la propia PCM. En la práctica, el esmirriado ministro de Vivienda tendría que funcionar como un jefe de gabinete y no sólo como un maestro albañil que es el papel que ha desempeñado esta primera semana; llenando techos y bailando “El arbolito”.

Forsur no desaparece porque sería admitir que el Presidente se equivocó y no es capaz de enmendar su error.

Nadie parece querer tomar al toro por las astas. La empresa privada, por lo pronto ya lo hizo. Los países cooperantes sienten desconfianza de trabajar con el gobierno. La Telefónica ha decidido donar lo recaudado en el megaconcierto a la Cruz Roja antes que a algún organismo público.

La inacción Forsur, sin brújula y sin norte, no es un problema de Julio Favre. Es un desastre del planificador mayor, del timonel iluminado. Después de todo fue el propio García quien lo puso olvidando que un empresario antes que organizar y ejecutar, lo que primero aprende es a lucrar. En el buen sentido, por supuesto. Y ese incentivo no está en Pisco, Chincha e Ica, por ningún lado.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Del Castillo de arena difícilmente se mantendrá en pie si el ex gordito (hoy viejito) empieza a moverse como remolino por los pueblos afectados. En un reportaje de Canal 4 ya probó que tiene una c.... más grande que la del Campo de Marte: presentó casas nuevas de Techo Propio como si fuera el inicio de la reconstrucción...

La periodista se lo dijo en la entrevista, pero al ex gordito no le entraron balas.

Y a la gente le gusta eso; que estén con ellos, que bailen con ellos, puro circo.

Pronto veremos al ministro de Salud durmiendo en una carpa.

Anónimo dijo...

MISMO BOLOÑA JAJAJA.