Por: Ernesto Velit Granda
(El Comercio, Martes 6 de Abril del 2010) A diferencia de sus competidores en la carrera presidencial, no tiene necesidad de ofrecer, le basta mencionar lo que hizo cuando tuvo la oportunidad y solo comprometerse a profundizar algunas políticas y terminar otras.
La vocación democrática de Toledo no admite dudas, es más, se ha consolidado con su actividad internacional y, no se puede negar, ha paseado el nombre del Perú por los más importantes foros del mundo. Toledo es hoy una suerte de samaritano de la democracia y del derecho.
Su posición ideológica, sin entrar en rigores interpretativos ni reclamar por esquemas incómodos, se sitúa en la centroizquierda, un lugar que políticamente está todavía por ocupar. Y, por ello, tendrá todo el derecho a convocar a grupos y organizaciones de izquierda democrática a sumarse a su candidatura y fortalecer una posición que viene imperceptiblemente creciendo, también, con el logo de la anticorrupción, a lo que debe agregar el compromiso ante el país de auditar todo lo hecho por los que se van.
Hay fe en su respeto a la libertad de opinión. Nadie como él fue tan vapuleado por medios y organizaciones políticas cuando fue presidente. Estoico y resignado ante las críticas, no hubo ni intentos ni proyectos de censurar la libre expresión y él se preocupó por reiterarlo.
Tiene una innegable capacidad de convocatoria y hoy día su prestigio internacional le da el aval suficiente para llamar a trabajar con él a quienes considere útiles para el país, como única condición.
Su responsabilidad no será solo con el país, sino también con la comunidad internacional en la que se ha hecho conocer y respetar como un líder mundial de la libertad y de los derechos humanos.
Es imposible que un hombre de su nivel no tenga la capacidad de autocrítica como para señalar los flancos vulnerables que tuvo su gestión y el daño que le ocasionaron algunos cercanos impresentables que lo acompañaron. Es seguro que ya debe haber hecho esa limpieza y, en su momento, será otro de sus compromisos ante el país que aguarda impaciente la oficialización de su candidatura. No puede, en ese aspecto, errar dos veces.
Le tocó llevar adelante la transición entre una dictadura corrupta y criminal y una democracia recuperada valientemente por un pueblo a cuya cabeza se colocó. Tenía que rescatar la confianza del país en el sistema democrático, cobardemente pisoteado por el fujimorismo. Y, críticas aparte, cumplió la tarea en gran medida, y si algo hay pendiente, como el incompleto desarrollo de los programas sociales, la inconclusa reforma del Estado, es ocasión para que declare ante la opinión nacional su compromiso de impulsarlos.
Los candidatos Luis Castañeda y Keiko Fujimori son más estados de ánimo que verdaderas alternativas políticas. El alcalde de Lima tiene pendientes muchas explicaciones sobre su gestión, especialmente finanzas, seguridad ciudadana, tránsito caótico.
Sin negar algunas obras que testimonian su paso por el sillón municipal.
En caso de Keiko, se une su ignorancia política y su pasado de deshonor y vergüenza personalizados en su padre, a quien promete liberar si sale electa.
El resto de candidatos representa la agonía de los partidos sin apoyo popular y hasta sin visión para adherirse a candidaturas de significación. A Toledo le interesa llegar a la segunda vuelta. Cualquiera que fuera el adversario, tiene ahora el triunfo más seguro que la vez pasada.
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2 comentarios:
Es sin lugar a dudas un candidato de temer. Sabe bien que sus exitos durante su gestion son ahora a la distancia, muy valorados.
Por supuesto que votaré por el señor Toledo. Primera vez que alguien habla algo bueno del Presidente Toledo. ¿Porqué? VOTARÉ POR EL SI O SI.
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