06 diciembre, 2007

Un TLC para todos

El camino recién empieza. La ratificación del TLC en el senado norteamericano es una oportunidad que aprovecharán de inmediato los de arriba y que si no se hace nada mirarán pasar los de abajo.

Ya tenemos un mercado de 200 millones de consumidores. Falta ahora aumentar nuestra capacidad exportable; diversificarla y volverla competitiva.

El TLC, en sí mismo, no es la solución a los problemas del país; pero ayuda a vender mejor lo que producimos. Por eso esta herramienta puede convertirse en una locomotora de crecimiento que aportaría 1,5 puntos al PBI.

Si logramos diversificar nuestras exportaciones dependeremos menos del precio mundial de las materias primas, aumentará el empleo y los pobres tendrán mejores oportunidades de salir de esa situación.

En una clase reciente, el economista Javier Iguiñiz, señalaba que en el Perú la pobreza no es a causa de la exclusión, sino de una mala inclusión. Los pobres no están excluidos del mercado, sino incluidos en condiciones desventajosas, sin seguridad social, con pésimos salarios, con sobre carga laboral y mal alimentados.

El TLC barrerá a algunos, probablemente campesinos que no podrán competir con cultivos baratos provenientes de los Estados Unidos. El Estado tiene que pensar en ellos. No todo lo puede arreglar el mercado. El sentido de justicia, por ejemplo.

Pero, además, la gran empresa debe articular a la mediana y pequeña empresa. El TLC no es un fin; es un medio para potenciar el crecimiento.

El gobierno tiene la responsabilidad de garantizar políticas sociales deliberadas para transformar este instrumento en más puestos de trabajo con remuneraciones dignas. No se puede conquistar mercados si a los campesinos, agricultores, obreros, técnicos o estibadores les pagamos una miseria. Mejor dicho, claro que se puede, pero no sería socialmente ético.

Esto obliga al Estado peruano a distribuir mejor los beneficios de la expansión económica que traerá el TLC. Abrir mercados sólo tendrá sentido si distribuimos mejor los frutos del crecimiento, con equidad, de manera descentralizada, arrancando de la pobreza, la miseria y la exclusión a más de la mitad de compatriotas.

El Perú necesita invertir más en electrificación rural, en puertos, aeropuertos, carreteras para competir con otras regiones del mundo. Pero también más en nutrición, salud y educación. Sin inversión social, no sirve crecer.

El objetivo de la economía no es el crecimiento, sino la satisfacción de las necesidades humanas. Se crece no para ensanchar las diferencias sociales, sino para acortarlas. Más que un TLC hacia adentro debemos trabajar para lograr un TLC para todos.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Una de las medidas de la productividad de un país es la exportación de bienes y servicios que no sean "bienes primarios". Si quitamos la minería, Perú solamente exporta 7 a 10% de su producción. Esa es nuestra productividad. Y los mineros, en vez de subir en la cadena de valor hacia manufacturas, se dedican a pedir rebajas de sus impuestos. Y el gobierno les acepta eso. Así no llegamos a ningún lugar.