Demasiado silencio, ante el encuentro del ex presidente Alejandro Toledo y el presidente Alan García en Palacio de Gobierno. Demasiado mutis tanto dentro como afuera. Quizás por lo sorpresivo. O porque a unos y otros conviene no hacer olas al respecto. O porque no se está seguro si se hizo bien o mal en acudir nuevamente al llamado presidencial.
E pur si mueve. Y sin embargo se mueve.
Toledo acudió al encuentro para presentarle a García el documento que desde hace dos años viene trabajando con un grupo de ex presidentes de la región: la Agenda Social para la Democracia.
No hay ni espíritu de componenda, ni de claudicación. Es sólo un gesto de cortesía con el presidente de turno a quién encontrará nuevamente a fines de noviembre en la Cumbre Iberoamericana de Portugal.
Como ha explicado Carlos Bruce, Perú Posible no dejará de ser oposición al gobierno de García. Ni ce criticarlo como lo ha venido haciendo.
Pero una cosa es ser opositor y otra un obtuso.
En democracia, los líderes de los partidos políticos deben ser capaces de conversar aún cuando tengan diferencias.
Puede que no lleguen a acuerdo alguno. Pero nada beneficia más al sistema político que el debate alturado, la diferencia con base y la defensa firme de las posiciones.
Cuando se sale de los parámetros civilizados de la discrepancia, se cae en el insulto, el cabe y la chaveta.
Toledo sólo ha recibido insultos y persecución política de este gobierno. Tenía mil razones para negarse a asistir a Palacio de Gobierno. Y sin embargo, acudió y logró que García reconozca públicamente la Agenda Social.
La grandeza de un hombre se reconoce en circunstancias especiales. Sólo quien es capaz de elevarse por encima de sus rencores es un hombre libre. Quién no logra hacerlo sigue siendo esclavo de sus pasiones e instintos.
Sé también que la política es un salón de espejos en el que la imagen que vemos no es siempre es la real. La política es un juego de distorsiones. De engaños y embustes. De figuras y zarpazos.
Pero ¿quién dice que una danza en la pista es un baile de a uno? Lo que se vio en el encuentro Toledo-García es una movida de dos adversarios políticos que se conocen bien. Y que se han enfrentado en diversas pistas.
Mi conclusión es que ha sido un encuentro “win-win”, en el que ambos han ganado alguito. ¿Quién más? Eso sólo lo sabremos con el paso del tiempo.
Siempre habrá quien considere que, por el contrario, el encuentro haya sido más bien una relación lost-lost. Pero, como ya dijimos, la política es un juego de espejos que refleja imágenes, por lo general, distorsionadas.
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2 comentarios:
muy bueno tu análisis Luis Alberto. Pero....como colegas, percibo de tu parte cierta inseguridad sobre los resultados del encuentro. O me parece...digo.. El encuentro tenía que darse, se dió y punto. Y el momento OPORTUNO. Hay que educar a la población y proyectar una imágen de líderes que dialogan como gente civilizada. Hay que dejar buenos ejemplos a las próximas generaciones. De mi parte, felicitaciones...!!!!
Atte.
Aída Laura.
Hola Aída. Inseguridad, no. Sorpresa, sí ante el silencio de la prensa de un hecho político importante como este.
Sls
LACH
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