01 octubre, 2009

Las riquezas de los territorios perdidos VII

Juegos de Guerra.- El ensayo militar de Chile en el que ataca a un vecino país ubicado al norte del suyo, llamado eufemísticamente "Tarapacá", por desconocer tratados internacionales, es un ejercicio válido que no debería llamarnos la atención. Los ejércitos profesionales se preparan para la guerra en tiempos de paz. En lugar de llorar como rabonas -como el patético ministro de Defensa Rafael Rey- pidiendo que no se realicen estos juegos de guerra, deberíamos agendar los propios. Nadie quiere por supuesto animar un clima de hostilidades; sería absurdo. Pero tampoco debemos permanecer pasivos ante las maniobras y ensayos del sur. Deberíamos empezar por remover la desértica franja costera que tenemos entre Tacna e Ilo, abriendo zanjas o levantando lomos de piedra, como lo han hecho los chilenos en Arica. Igualmente deberíamos asistir a las maniobras militares de la "Operación Tarapacá 2009". Y analizar con rigor las potencialidades del vecino. Está probado que en combate, la mejor arma sige siendo el hombre.
De otro lado, seguimos desarrollando este capítulo doloroso de nuestra historia, tratando de explicar el impacto económico que tuvo para Chile la conquista de nuevos territorios en la Guerra del Pacífico y el usufructo de sus recursos naturales. Luego de repasar el valor económico que tuvieron el guano de las islas y el salitre, iniciamos una serie de artículos sobre el tercero de los más preciados recursos que aportaron los nuevos territorios conquistados: el cobre. (Nota del editor).


El capital norteamericano

Como todo recurso natural perecible, el ciclo del salitre, lo mismo que el guano, llegó a su fin. Dos hechos se sumaron a la desaparición del salitre: la llegada de capitales norteamericanos a nuevas áreas mineras y el invento alemán del salitre sintético.


A partir de 1925 llegó a Chile capital y tecnología norteamericana. Nacen las ciudades María Elena y Pedro de Valdivia, llamadas "ciudades del nitrato", elemento químico éste necesario para el tratamiento industrial del cobre.

Por otro lado, el salitre sintético inventado por químicos alemanes durante la Prirnera Guerra Mundial originó que la industria del salitre declinara lentamente hasta la crisis financiera de la Bolsa de Nueva York, en 1929. A partir de esta fecha la mayoría de las salitreras de Tarapacá, Antofagasta y Atacama paralizaron sus labores, convirtiendose en un conjunto de ruinas abandonadas y saqueadas en el desierto.

Hubo excepciones como la oficina Chacabuco, en el cantón Central, que continuó trabajando hasta 1938 y se ha mantenido hasta hoy en precario estado; Santa Luisa (que operó hasta 1943) y Alemania (hasta 1973), en el cantón Taltal; así como las oficinas María Elena y Pedro de Valdivia, pertenecientes a la Sociedad Quimica y Minera de Chile S.A. (SOQUIMICH), que han seguido operando hasta nuestros días.

En 1996, sin embargo, cerró el campamento de la oficina Pedro de Valdivia.

El historiador chileno Eugenio Pereira Salas observa este cambio de los territorios conquistados y su aporte al desarrollo de la economía de Chile:

“El país se bifurca en áreas diferentes. El norte minero de Antofagasta y Tarapacá forma una clase desconocida en nuestra historia. Es un ambiente frenético, cuna de la conciencia del individualismo capitalista, frente a las concepciones tradicionales del resto del país. Un nuevo tipo de sociedad, sin arraigo colonial, sin encomienda o latifundio, más liberal en sus concepciones, más realista en su conducta, iba surgiendo allí, al borde de la pampa, donde a su vez el proletario naciente ensaya sus primeras reivindicaciones”.

El naciente Chile industrial, apoyado por capitales norteamericanos, tiene al cobre como su nuevo abanderado de desarrollo. Las fundiciones de este mineral dan paso a nuevas ciudades, nuevas costumbres; germinando una clase capitalista nueva, como bien anota el historiador chileno "desconocida en nuestra historia".


La era del cobre

Al igual que el resto de países andinos, Chile tiene una relación de origen con la minería. Aún desde tiempos prehispánicos los habitantes de esta parte del territorio sudamericano se relacionaron con los frutos de la tierra.


La explotación de minerales continuó en la Colonia y República, aunque no tuvo la importancia en calidad ni volumen que alcanzó en Bolivia o Perú.


Aún así, existen evidencias de que Chile exportaba cobre aún antes de la mitad del siglo XIX. Según información de fuentes chilenas la mayor producción chilena de cobre de ese siglo se registró en 1876, con 52.308 TM.


La caída de precios de los minerales alrededor de 1870 afectó el desarrollo minero de Chile, lo que coincidió con el descubrimiento de grandes depósitos cupríferos en España y EE.UU., además de la aplicación de técnicas más avanzadas.

De alguna manera, la exportación del salitre en el siglo XIX retrasó el desarrollo de la explotación del cobre. Su crecimiento sería visible recién en el siglo XX con el ingreso de capitales norteamericanos.


La explotación del cobre a gran escala empieza en 1912 con la mina El Teniente. En 1915 se abre Chuquicamata. En 1923, Potrerillos y en 1950 El Salvador, los más importantes centros mineros de Chile.


El capital norteamericano en la minería chilena se consolida a partir de 1920. A decir del historiador chileno Anibal Pinto, la minería “ha sido y lo es todavía, el cordón umbilical de la alianza entre el imperialismo y la oligarquía nacional” .


Cifras de 1967 indican que la relación entre la producción de la gran minería extranjera y la pequeña minería nacional era de cinco a uno: en 1967 la producción cuprífera de la Gran Minería fue de 534,400 TM, en tanto que la de la Pequeñay Mediana Minería fue 123,800 TM.


El cobre ha sido -y sigue siendo- tan importante en la historia del país del sur que no es posible entender su desarrollo sin el aporte de este mineral... (continuará).

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P.d. Un abrazo a todos los periodistas en su día. El 1 de Octubre se celebra el Día del Periodista en el Perú.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Señor Chávez:

1. Lo que falta a su excelente post es cómo esto configura la actual política peruana con respecto a sus relaciones internacionales.

2. Puesto que, mientras por un lado consideramos a Venezuela, Bolivia y Ecuador (países con quienes tenemos buenas relaciones comerciales y ningún conflicto fronterizo o similar) como enemigos del Perú, por el otro Chile es "el mejor amigo del Perú" y con el que tenemos "discrepancias amistosas" puesto que se tratan de CUERDAS SEPARADAS.

3. O sea, para el Perú, la política "no tiene nada que ver con la economía" (¿?¡!). ¿Que la política no tiene nada que ver con la economía? ¡Pero si todas las guerras de la historia son por causas económicas! Entonces ¿qué es esto?

4. Sería bueno que usted lo explicara y nos aclarase cómo es posible que, por primera vez en la historia humana, la economía puede ir por un lado y la política por el otro, de modo que se puede hacer la guerra con Chile pero como "país amigo", una "guerra entre amigos que se quieren y se respetan". ¿Es eso posible señor Chávez?

5. Claro, las inversiones chilenas son determinantes y no hay empresario peruano que no tenga un socio chileno. ¿O no? De tal modo que el país llamado Perú puede tener conflictos con el país llamado Chile, pero los empresarios y comerciantes son amigos y se dan la mano en todo. Porque saben que, si hubiese alguna guerra, ellos, los empresarios, serían los que saldrían ganando.

6. Pasó con los empresarios alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, puede pasar con los peruanos. Bussiness are bussiness.

Muchas gracias.