El dilema latinoamericano: inclusión o armamentismo (*)
Son oportunas y atendibles las conclusiones del encuentro de ex presidentes latinoamericanos, denominado Agenda Social de la Democracia, realizado esta semana en Lima. Ha servido, entre otras cosas, para hacernos recordar que el principal enemigo hoy es la pobreza y la exclusión social y que, por lo mismo, no se pueden malgastar excesivos recursos en una absurda carrera armamentista.
El encuentro, organizado por el Centro Global para el Desarrollo y la Democracia (CGDD), entidad promovida por el ex presidente Alejandro Toledo, contó con la presencia de nueve ex mandatarios de la región.
Al efecto, es revelador que no haya asistido ningún ex presidente chileno, en momentos en que la posición peruana, expuesta por el mandatario Alan García en la reciente cita de la Unión de Naciones Sudamericanas —favorable a un pacto de no agresión y contraria a una carrera armamentista—, ha tenido amplia y sustantiva convocatoria.
En torno al aspecto social, el pensador estadounidense Francis Fukuyama, invitado especial al encuentro, ha alertado sobre la escandalosa paradoja que pone en riesgo el sistema democrático y la estabilidad en la subregión: mientras por un lado la mayoría de países latinoamericanos muestra positivas cifras de crecimiento económico, reflejadas sobre todo en PBI, reservas y exportaciones; del otro lado, se trata de la región con mayores desigualdades del mundo.
Esta es una nueva clarinada de alerta para que los gobernantes actuales recuerden que ellos se deben sobre todo a sus ciudadanos y sus votantes, por lo que no pueden hipotecar sus destinos a los caprichos de caudillos autoritarios como el venezolano Hugo Chávez.
A propósito de este último, varios ex presidentes han advertido también sobre la vocación expansionista del proyecto socialista-estatista-populista del chavismo, al que atribuyen un papel preponderante en la absurda carrera armamentista en curso.
Las preguntas son: ¿Qué puede y debe hacer un país si sus vecinos siguen armándose de modo irresponsable? ¿Quiénes son los principales beneficiados si no los vendedores de armas? ¿Y quiénes son los más perjudicados por los desvaríos presupuestales que supone la carrera armamentista?
Al efecto, se calcula que en los últimos años se han gastado 45 mil millones de dólares en naves de combate y armas en la región, mientras los niveles de pobreza aún acogotan a la mayoría (entre 30% y 65%) de pobladores, según cada país, lo cual resulta escandaloso e intolerable.
En tal contexto, la agenda social, como solicitan los ex presidentes reunidos en nuestra capital, debe recobrar prioridad política y presupuestal en los planes de gobierno. Los gastos de Defensa, a su turno, tienen que ser proporcionados y de acuerdo con los objetivos nacionales, todo dentro de una política razonable y disuasiva, como corresponde.
La gran conclusión del encuentro de ex presidentes, que no deben olvidar los gobernantes ni los candidatos a sucederlos, es que en lugar de ceder a la tentación confrontacionista a la que lleva la carrera armamentista, deben asegurar el desarrollo económico y social, con ostensible crecimiento del empleo y mejora de la calidad de vida de las mayorías.
La inclusión social, en suma, exige un enfoque dinámico y sensato que promueva las inversiones y la competencia, pero también la redistribución de recursos, la educación de calidad y la movilidad social.
(*)Editorial del Diario El Comercio, 11 de octubre de 2009.
14 octubre, 2009
Reflexiones post Agenda Social (3)
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