Sólo unas breves líneas para explicar algo que debió ir en algún
lado del libro que acabo de publicar. ¿Por qué el título Hechos y Palabras? ¿De
dónde sale? Al contrario de lo que ocurre con algunos escritores que primero
crean el título y luego escriben el libro, en este caso el título es la
consumación del acto, la coronación del trabajo reunido, que resume en dos
palabras lo que quiero transmitir.
La primera referencia que salta a la memoria de los peruanos es el
dicho del general Manuel Apolinario Odría, militar que asaltó el poder el 48,
se hizo elegir el 50 como candidato único, fundó del odriismo -partido que
desapareció tras su muerte-, que acuñó, más que una frase, una forma de pensar,
que perdura hasta nuestros días: “Hechos y No Palabras”; apotegma que acostumbraba a repetir
para diferenciarse de los políticos a quiénes aborrecía, según él, por llenarse
la boca hablando y no hacer nada.
“Hechos y No Palabras”, la frase del general Odría, es pues la
síntesis de la antipolítica, el espolón de proa de la aversión a la praxis
política y a la democracia, extendida hasta nuestros días por émulos seguidores
de pensamiento fascistoide que aborrecen el valor de la palabra como
instrumento y acción políticos y detestan la democracia como balance y
equilibrio de poderes.
Hechos y Palabras, mi libro, es todo lo contrario. A partir de
analizar los hechos ocurridos entre el 2006 y 2011, en sus diversas aristas,
política, económica y social, concluyo que los hechos por sí mismos no pueden
sustituir el valor de la palabra. La democracia no se construye en base a fierro,
ladrillo y cemento. Y menos aún cuando se inauguran obras sin terminar. Estas actitudes reverdecen el pensamiento odriista, tergiversan el sentido de servicio público, al privilegiar la puesta en escena, la foto, antes que la calidad del servicio o la obra misma.
Hechos y Palabras busca reivindicar la palabra como
acción movilizadora y compromiso ciudadano para hacer y cambiar cosas. La
política -y dentro de ella la Democracia-, no puede ser solo hechos. Es también
doctrina, pensamiento, persuasión, convencimiento y a la vez educación,
compromiso y acción. En política, las palabras no se las lleva el viento.
Estas quedan grabadas a fuego por quien las sostiene. Palabra es compromiso. Y
eso es lo que he querido hacer al presentar de esta manera mi forma de
entender y enfocar las cosas. Extender mi compromiso con el Perú.
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