¿Qué tipo de oposición necesitamos? ¿Una que lidere el bochinche y agite el cotarro? ¿O una que fiscalice con firmeza y sin claudicar?
¿Una que apoye el TLC? ¿O una que envíe a sus parlamentarios a oponerse?
¿Una que contrapese al Gobierno con propuestas? ¿O una que bloquee carreteras y promueva paros?
¿Una que defienda a los cocaleros ilegales? ¿O una que deslinde claramente con el narcotráfico?
¿Una que construya partido y descentralice la política? ¿O una que se concentre fuegos en el Congreso?
¿Una que se haga de la vista gorda ante la defensa de la soberanía ¿O una que defienda el interés nacional?
Dependiendo de cómo respondamos estas preguntas, podemos ubicarnos en un espacio negro o blanco, del tablero político.
Lo que no podemos confundir es en qué lugar jugamos. O estamos con las blancas o formamos parte de las negras. No hay término medio.
Lo que viene sucediendo con las fuerzas políticas que no están en el gobierno es que, por momentos, confunden el escenario de juego.
No puede ser que el espolón de ataque funcione para interpelar al Primer Ministro y minutos después se agriete para sentar al ministro de Vivienda por salpicarse con la oferta de agua.
Es equivocado interferir un tratado de libre comercio que busca abrir mercados y que tendrá un impacto positivo en la generación de más puestos de trabajo.
Es un error también promover el alzamiento de cocaleros de zonas destinadas a abastecer el narcotráfico.
Se equivocan, así mismo, quienes por apoyar un acuerdo de complementación económica no alzan su voz en defensa de la soberanía e integridad territorial.
Necesitamos una oposición coherente, responsable, lúcida. Que se organice y pacte un acuerdo político para ganar la elección de la Mesa Directiva.
Que maneje la agenda mediática con propuestas que atiendan las demandas ciudadanas.
Que fiscalice al gobierno sin pensar en las ventajas que puede conseguir individualmente de las obras del Ejecutivo.
En suma, necesitamos una oposición inteligente. Que desnude el populismo retórico del gobierno con propuestas, sin demagogia; una oposición que genere consensos, que construya una plataforma más allá de las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Una oposición moderna y responsable. ¿Será mucho pedir?
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2 comentarios:
La verdadera oposición se construye en las calles. !Apoyemos el paro minero del 30! !Viva la movilización cocalera que ya llega a Lima!
¿Aparte de los cocaleros, mineros, regiones y algubos alcaldes, quién realmente está haciendo oposición en serio al gobierno aprista?
Veamos:
¿La CGTP?.. no se oye.
¿El SUTEP? .. descabezado.
¿Las ONG?... maniatadas.
¿El Congreso?... divididos
¿Lourdes Flores?... en silencio
¿Ollanta Humala?... desorientado.
¿Toledo?... fuera del país y enjuiciado.
¿La izquierda?... no existe.
!Qué nos queda, Por Dios!
!Hacer mi cola para sacar mi carné aprista!!!! jajaja.
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