30 junio, 2008

Fujimori y Montesinos: colombroños del delito

No tendrán parentesco de cosanguinidad, pero si afinidad para delinquir. El vínculo de la impunidad que los une los hace más hermanos que nunca. Esta relación ha vuelto a quedar en evidencia hoy durante la presentación de Montesinos en el juicio que se le sigue a Fujimori por los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos.

Montesinos ha ocupado el rol de subordinado que siempre tuvo ante Fujimori.
Siguiendo el milenario consejo de que la mejor defensa es el ataque, desplegó baterías contra el fiscal adjunto (al comprometerlo en la investigación por Chuponeo), y contra el propio fiscal Bardales (al revelar que su hermano defiende a un procesado por narcotráfico).

Sin embargo, para ser un analista de inteligencia que realiza trabajos de gabinete, Montesinos tuvo debilidades para mostrarse como un hombre que domina su campo y que toda su vida ha desarrollado actividades secretas (baja figurada para ingreso clandestino a los Estados Unidos, misión de espionaje en Chile mientras estudiaba sociología en FLACSO, misión encubierta sobre Cuba).

Su objetivo fue limpiar de toda responsabilidad a su jefe, Alberto Fujimori. “He venido para cumplir y esclarecer que el Señor Fujimori no tiene responsabilidad en la materia de investigación de estos hechos”.

Y para desviar la atención de la prensa en los próximos días, soltó un Bocatto di Cardinale: un video con extractos de su conversación con Abimael Guzmán donde revela aspectos no conocidos de la guerra interna.

Pero, quizás, lo más elocuente de la jornada fueron esos guiños de complicidad entre los siameses. Señal del restablecimiento de uniones y afinidades. Los compadres han evidenciado en público que siguen manteniendo un vínculo de sangre con el pasado que los ata de por vida. Y en eso sí, perfectamente, son colombroños del alma.




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