26 diciembre, 2006

Gastos, trastos y oropel

El Presidente ha vuelto a derrapar el cargo. Lo degrada cada vez que se aleja del justo medio y acusa sin pruebas por afán protagónico. Esta vez las ha vuelto a emprender contra su sucesor, Alejandro Toledo, acusándolo de despilfarro en los gastos de Palacio.

Ya lo hizo antes, el 30 de agosto de este año, cuando justificó la contratación de un procurador -amigo suyo- para investigar los supuestos gastos superfluos del gobierno anterior.

No contento con eso, García también contrató un equipo de fotocopiadores y los puso a trabajar en el piso ocho del Edificio Pizarro hurgando facturas. Luego las distribuyó a la prensa. (Ver post del 5 de diciembre).

Ahora vuelve a la carga y señala que en Palacio se gastaron 340 millones de soles en cinco años. "Eso a mí me parece un crimen, que no se hayan robado (el dinero) es una cosa, pero que los han gastado con una largueza casi delictual si es un problema", declaró a la prensa tras salir de la misa de Navidad.

La cifra de 340 millones de soles en gasto es espantosa y distorsionada por donde se la mire. Lo que se gastó en el despacho presidencial del 2001 al 2006 fue 187 millones 834 mil 036 nuevos soles. Es decir, 152 millones de soles menos de lo que ha malinformado el Presidente.

García tiene un problema serio con el manejo de las cifras y las infla y manipula con descaro. ¿Será por eso que quiere manejar el Instituto Nacional de Estadística (INEI) para que nadie fiscalice los indicadores de gestión de su gobierno?

La única largueza en este juego parece ser la lengua presidencial que no la puede contener en medio de un proceso de investigación a cargo de la Fiscalía de la Nación que ha tenido que hacerle ver al señor Presidente que no se puede iniciar juicio a nadie con simples recortes de periódicos que a su vez son simples reproducciones de fotocopias que le alcanzan sus esbirros de Palacio.

Hoy en Palacio los gastos han disminuido, pero no los consumos. Sucede que existen generosos donantes que se encargan de aliviar las cuentas de las atenciones palaciegas, sin comprometer el presupuesto asignado al despacho presidencial.

Se sabe que muchas de las atenciones en licores, almuerzos y finos bocadillos de la familia y amigos del Presidente son solventados por el bolsillo del diligente secretario general. Lo que nadie sabe es con dineros de quién se pagan esos gastos.

Esa es la diferencia fundamental entre los gastos del anterior gobierno y la manera cómo se manejó el presupuesto del despacho presidencial desde siempre. Nadie encontró, por supuesto, archivos contables de lo gastado por Fujimori o García cuando estuvieron en el poder.

Toledo creó el pliego presupuestal para el despacho presidencial; monto que a partir del 2002 se presenta anualmente al Congreso, se discute y aprueba. La ejecución del mismo se publica en una página web bajo el concepto de transparencia informativa.

¿Quién paga ahora las comilonas palaciegas? Nadie lo sabe, nadie pregunta y nadie investiga tampoco. ¿Quién dona al despacho productos diversos para las atenciones oficiales que siempre existen? ¿Quién está enjuagando estos trastos? Sería bueno conocerlo.

Como el cobre necesita un baño ácido para refulgir, García requiere primero echar barro a su antecesor acusándolo de despilfarro y boato para luego él bruñir su imagen de prudencia y austeridad. Lo que no calcula es que todos empiezan a darse cuenta que ese brillo es sólo de oropel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y los gastos en peluquería de Eliane Karp? ¿También los inventó García? ¿Y las joyas que se compró?

Anónimo dijo...

Alan no se quiere acordar cuando hacía sus tonazos en Palacio con periodistas que terminaban borrachazos compitiendo en la famosa "pista de combate".

Anónimo dijo...

Hace muchos años la primera dama Pilar Nores fue cuestionada porque las alcancías de la Fundación por los Niños del Perú "se perdían" y ella no daba cuentas a nadie. Ahora se sabe que nadie le pide cuentas a sus excesos en Sembrando.-Pero la culpa es de nosotros que hemos confiadfo nuevamente en esta pandilla.