13 diciembre, 2006

La huella herida

La muerte del dictador Augusto Pinochet ha desatado pasiones en Chile. Un hombre, mezclado entre la muchedumbre, aguardó durante horas la cola que hizo la gente para despedir al general. Cuando llegó al féretro, en nombre de su abuelo, lanzó un escupitajo feroz sobre el ataúd.

Era Francisco Cuadrado Prats, nieto del general Carlos Prats, asesinado junto a su esposa Sofia, en Buenos Aires, en 1974. El muchacho fue rescatado por la policía de los fanáticos pinochetistas que casi lo linchan.

Otra mujer cogió un palo y arremetió contra las lunas de una empresa constructora que había dado día libre a sus obreros para asistir a la Plaza Italia , lugar de reunión de los chilenos que celebraron la muerte de quien consideran el general homicida. Los carabineros la detuvieron, pero la soltaron al poco tiempo, según dijeron, porque no representaba un peligro para la sociedad.

El pueblo chileno ha quedado dividido y probablemente confundido. 17 años de dictadura ordenó el país y el Estado, sentó las bases de un cambio económico y reorientó la sociedad. Pero lo que no pudo hacer el régimen fue cerrar heridas. Físicas y morales.

El poder ilegítimo genera fuerza ilegítima. Lo observó Ortega y Gasset cuando describió la diferencia entre el bolchevismo y el fascismo. “El gobierno soviético usa la violencia para asegurar su derecho, pero no hace de aquella un derecho”. El fascismo, en cambio, no se preocupa de de dar fundamento jurídico a su poder. La legitimidad es la fuerza consagrada por un principio. “El fascismo gobierna con la fuerza de sus camisas (negras) -las 30 mil camisas de fuerza-”.

Pinochet utilizó la fuerza ilegítima para gobernar. Impuso autoridad sobre la base de estados de emergencia y de sitio; actuó con sobresaltos y emboscadas, con nocturnidad. Contra esa fuerza, se alzaron miles de chilenos –algunos resistieron dentro de su país, otros tuvieron que irse por diversas partes del mundo. El servicio secreto, la DINA , fue el aceite del régimen.

Las fuerzas opositoras tuvieron que unirse para derrotar al enemigo. Nació así la Concertación , modelo de resistencia y convivencia democrática con un solo objetivo: recuperar la libertad y la democracia y demostrar que sí se puede gobernar con alternancia de grupos organizados.

Pinochet núcleo a sus fuerzas armadas, pero dividió a su pueblo. Reacomodó estructuras económicas, pero desacomodó estructuras sociales. Los gritos a favor y en contra frente a su tumba son el fiel reflejo de su legado. Pinochet se ha ido, pero ha dejado profundas heridas abiertas entre los chilenos. El tiempo se encargará de cerrarlas. Aunque la huella quedará.

5 comentarios:

puebloppd dijo...

Pancho hizo lo que muchos queríamos hacer pero no nos atrevimos...
Por compañeros como Francisco Cuadrado Prats es que me siento orgullosa de ser PPD.
Un abrazo alegre, fraterno y rebelde...
Valeria

Anónimo dijo...

Lo jóvenes de ahora no recuerdan lo que vivimos los chilenos. Felizmente se fue el dictador y su nieto fue dado de baja por insolente. Viva la democracia.

Pedro P.

Politikha dijo...

Gracias por sus comentarios. Las sociedades democráticas pasan siempre etapas de oscuridad. Sólo la fortaleza de hombres y mujeres como ustedes permite creer en un sistema que con todos sus defectos y limitaciones, sigue siendo... lo único que tenemos.
Un abrazo fraterno a la distancia.

Anónimo dijo...

FELIZMENTE CASTIGARON COMO SE MERECIA EL SEMIBESTIA CUADRADO ESE!!! FELIZMENTE EL GENERAL AUGUSTO PINOCHET UGARTE ESTA BIEN ARRIBA, LEJOS DEL ODIO Y LA MEZQUINDAD DE LA IZQUIERDA ASQUEROSA QUE NUNCA PUDO PISOTEAR LA DIGNIDAD DEL VERDADERO PUEBLO CHILENO QUE EN MAYORIA ADMIRA Y HONRA LA MEMORIA DEL MAS GRANDE ESTADISTA DE SU HISTORIA!!! ARRIBA GENERAL!!!

Anónimo dijo...

Pinochet bañó de sangre al pueblo chileno. Rechazo cualquier alusión a ese sátrapa como el que hace el que me antecede en el comentario. El genocida se fue sin que la justicia lo castigue y sin decir dónde se metió toda la plata que robó.