08 septiembre, 2007

Lecciones de la APEC

El Perú pertenece a la Cuenca del Pacífico pero su comercio -mayoritariamente-, es todavía lineal occidental antes que ultramarino oriental; lo mismo que sus inversiones. Si bien el 52% de nuestro comercio internacional es de países miembros de APEC, más de la mitad proviene de los Estados Unidos. Nos falta expandirnos en línea recta al otro lado de la cuenca.

El mayor dinamismo comercial se desarrolla hoy en el Pacífico, como antes -durante más de 500 años- fue en el Atlántico. Tenemos pues un posicionamiento geográfico ventajoso, que no tuvimos en el pasado. Y un mercado de 2,500 millones de personas, la mitad chinos.

Hasta la década del sesenta la mayoría las economías asiáticas estaba por debajo de muchos de los países de América Latina. Por aquel entonces el Perú tenía un ingreso per cápita de 200 dólares y Corea del Sur 82 dólares.

En términos gruesos, las exportaciones peruanas eran de 44 dólares por cada peruano versus 1. 34 dólares por cada coreano. El Perú venía de una época de crecimiento –los dorados y “apachurrantes” años 50 como los llamó Thorndike-, mientras que Corea salía de una guerra civil que dividió en dos el país y la sumió en la miseria.

Treinta años después, las cifras se invirtieron. Para fines de la década de los ochenta el Perú exportaba unos 1,200millones de dólares en tanto que Corea superaba los 80 mil millones de dólares. Hoy el Perú bordea los 23 mil millones de dólares en exportación y Corea del Sur pasa los 253 mil millones de dólares.



Nuestras exportaciones son principalmente materias primas. Somos el primer exportador de plata del mundo, el segundo en oro, el quinto en cobre. Corea del Sur es el quinto exportador mundial de aceite mineral, el octavo en aparatos y material eléctricos, el décimo quinto en máquinas y aparatos mecánicos, el sexto en fundición, hierro y acero, y el noveno en aparatos ópticos, de medida y médicos.

No hay una sola respuesta para explicar el desarrollo de los países. Pero la oreintación de los mercados es una característica importante. Mientra América Latina sigió durante décadas los dictados de Prebisch y la CEPAL, que buscaban desarrollar las economías priviliegiando los mercados “hacia adentro”, dentro del modelo de sustitución de importaciones; los países asiáticos orientaron sus economías hacia mercados del exterior, con una agresiva política de planificación a largo plazo, basado en la aplicación de nuevas tecnologías.

Hay también una cuota de sacrificio en el corto plazo, una mano de obra no sólo más barata, sino mejor preparada, una fuerte inversión en Educación, Salud e Infraestructura y cierta mística en la población para amalgar identidad con competitividad.

Factores externos como la ayuda y presencia norteamericana en la región en medio de la lucha ideológica de guerra fría, ayudaron también a profundizar la brecha que hoy separa a América Latina del bloque de países del sudeste asiático.

Ahora que escuchamos hablar al presidente García de presentar a México, Chile, Perú y Colombia como ejemplos de países comprometidos con un modelo de mercados abiertos –a diferencia de otros que siguen un modelo de economía cerrada-, no cabe, sino, reconocer el tiempo perdido.

Veintidos años atrás el Presidente García salía a enfrentarse al mundo, declaraba unilateralmente el pago del 10% de la deuda externa y llamaba a consumir lo que el Perú producía. Hoy prefiere integrarse al mundo, pagar la deuda por adelantado y abrir mercados. Son las lecciones duras que enseña la vida.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si la mitad de consumidores del la APEC son chinos. ¿Qué hacemos estudiando inglés? deberíamos aprender mandarín.

Politikha dijo...

El ex canciller José de la Puente Radbill realiza interesantes apreciaciones sobre el futuro de la integración del Perú hacia la Cuenca del Pacífico. Es el futuro, sí, pero el país debe andar con cuidado, sobre todo por la voracidad negociadora de los chinos. Veamos:

Pregunta: La reciente cumbre del APEC nos hizo oficialmente país anfitrión para el próximo año

José de la Puente Radbill:Es un encargo muy importante para el Perú, significa que ya hemos asumido que debemos mirar hacia el Pacífico, la era del Atlántico terminó. La Unión Europea está en un problema inmenso con el ingreso de Turquía que tiene una población muy grande, pero es el país más pobre de la UE.; ha llenado de inmigrantes turcos el resto de países. Hemos mirado hacia el Pacífico con mucho atraso, fueron las empresas privadas las que formaron, se asociaron, adelantándose a los estados. El problema es que el Perú y muchos países de Latinoamérica concentraron su vida económica en EE.UU. o en Europa, sin darse cuenta de que al frente tenían el Pacífico.

Pregunta: ¿Esa es la dirección que debe seguir la política exterior peruana?

JdPR:Tenemos que pensar que en el 2030 China llegará a estar de igual a igual con EE.UU. Es un país que tiene un problema que a la vez es una ventaja: la carga demográfica. Ellos dicen que son 1.300 millones de habitantes, aunque no es cierto, tienen más de 1.500 millones, pese a que está prohibido tener más de un hijo. Dentro del comercio internacional, China se ha convertido en una potencia extraordinaria y aspira a ser una potencia política también. Esta cumbre de Australia es la ratificación de algo que ya estaba esbozado en muchos países: que el Pacífico es su futuro. Tenemos la suerte que la próxima reunión sea en Lima.

Pregunta:El presidente García buscó promover en esta cumbre la inversión de estos países en el Perú.

JdPR: No es la mejor inversión, los países del Asia Pacífico son muy duros. Muchos han sido países esclavos y han desarrollado el estilo de los antiguos amos. Debemos tener comunicación con ellos, pero es difícil que inviertan, te convierten en un centro de producción económica. Más bien serán una influencia negativa en los salarios y en el estándar de vida. Los chinos tienen una tradición esclavista de miles de años. Claro que ha sido muy favorable que Alan García se haya reunido con su homólogo chino y que estemos ad portas de firmar un TLC. Ahora hay que estar muy alertas cuando negociemos con ellos; en las negociaciones los chinos son voraces, muy duros, mucho más que los países con los que hemos abordado tratados comerciales.