23 noviembre, 2006

Asociación de Regiones del Perú

Las asociaciones o gremios institucionales son, junto a los partidos y otras organizaciones sociales, el factor que diferencia a las democracias modernas de las nuestras.

En el Perú, no existen instituciones fundacionales masivas. O existen muy pocas y débiles. En los países occidentales modernos, en cambio, la fuerza social está organizada.

Veamos un ejemplo. Los periodistas tienen un colegio, dos asociaciones de prensa, otra de reporteros gráficos y por ahí en formación un colegio de comunicadores sociales. La gran mayoría de profesionales no participa en ninguna de ellas.

Por eso su representación gremial es débil, inorgánica, casi inexistente. Los periodistas con trayectoria, los más destacados, los líderes de opinión, no están ni colegiados ni inscritos en asociación alguna. No hacen vida institucional.

Las instituciones mueren si carecen de miembros. Y languidecen si sólo se reciclan entre el puñado de socios que tiene. Los peruanos no estamos acostumbrados, en su gran mayoría, a pertenecer o formar parte de organizaciones sociales.

La asociación de padres de familia es otro buen-mal ejemplo de organización social. Nos quejamos de las apafas, de los cobros excesivos, del cero aoprte que tienen en la educación de nuestros hijos, pero sólo vamos una vez al año a las reuniones del colegio.

No hemos encontrado el valor del trabajo asociativo.

Las mujeres de los sectores populares sí lo hicieron en la década del cincuenta cuando, producto de las invasiones a Lima, instalaron ollas comunes para paliar el hambre.

Luego, ampliaron la práctica para atender a los pobladores de menores de recursos; para defenderse de la miseria. El Estado impulsó durante el gobierno de Belaúnde las Cocinas Familiares, a través de una gran gestión de Violeta Correa. Y eso ayudó. Pero las mujeres defendieron su autonomía y crearon la Central de Comedores Populares de Lima y Callao.

Hoy, en su tercera fase de desarrollo, hay comedores que están superando su etapa de sobrevivencia para convertirse en pequeños centros de producción. Han dado el salto de la subvención al mercado.

En el caso de las regiones, los objetivos políticos son distintos, pero la finalidad igualmente utilitaria. Deben organizarce para negociar con el poder central, desde una perspectiva descentralista y de desarrollo.

La Asociación de Regiones del Perú debe constituirse en un espacio de encuentro de los presidentes regionales en el que se discutan y promuevan iniciativas legislativas, agenda de temas y prioridades con el gobierno central, y relaciones y comunicaciones con los poderes del Estado.

¿Por qué los conflictos sociales necesitan en primera instancia la intervención del Consejo de Ministros? Porque no se siente el poder municipal o regional. O porque éste es simplemente avasallado por la masa inorgánica que no tiene canales de expresión ni de negociación.

Es momento, pues, de construir organización social para fortalecer el sistema. En el caso de las regiones, esto significa dar el salto y pasar de Señoríos o Cacicazgos a Poderes Regionales con visión, vocación y compromiso nacional.

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