15 noviembre, 2006

TLC: el ejemplo colombiano

El Presidente Alvaro Uribe ha señalado el camino. Durante dos días estuvo en Estados Unidos dando pelea para aprobar el TLC. Uribe tiene claro el alto costo que representa para la economía de su país, la no ratificación de ese instrumento de libre mercado.

El ATPDEA generó en Colombia unos 600 mil puestos de trabajo. La incertidumbre del TLC originó que la marca Levis de Estados Unidos cancele los pedidos a empresas textiles colombianas. Impacto: 6 mil empleos sanos perdidos.

“Yo me propongo hablar con cada uno de los 535 congresistas de los Estados Unidos, así sea en reuniones de grupo y con sus asistentes, para pedirles que nos ayuden a que Colombia tenga acceso a este mercado”, señaló Uribe tras culminar su gira a los Estados Unidos.

Lo que ha conseguido es que el gobierno norteamericano anuncie a través de la oficina de la Representante Comercial su apoyo a la prórroga de las preferencias arancelarias otorgadas a los Países Andinos.

“Expresamos nuestro apoyo a la extensión de las preferencias comerciales para Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia de manera oportuna, de tal manera que se minimice cualquier interrupción de negocios”, señaló hoy el vicerepresentante comercial de Estados Unidos, John Veroneau.

Sin duda, es un triunfo de la denominada diplomacia presidencial directa que en nuestro país practicara el entonces Presidente Alejandro Toledo y que en el Perú, con tanta mezquindad, criticaban sus opositores políticos. Nunca quisieron entender el por qué de las giras presidenciales al exterior.

En un mundo de abierta competencia, los mercados se conquistan; no se conceden gratuitamente “porque a los Estados Unidos le conviene, no crean, los gringos son inteligentes” como ingenuamente -y con soberbia- dijo el Presidente Alan García en su visita al Brasil.

Uribe ha continuado este camino de diplomacia presidencial directa. Y no se ha sentido disminuido por haber tocado las puertas de demócratas y republicanos, pero también de empresarios y grupos editoriales importantes de Washington. Uribe ha conversado de tú a tú con Charles Rangel, futuro jefe del Comité de Medios y Arbitrios, de quien dependen los acuerdos comerciales.

El congreso norteamericano se volverá a reunir el 4 de diciembre. Hasta entonces debemos redoblar los esfuerzos para pelear en la cancha grande. Una misión encabezada por un viceministro no inspira ni fuerza ni confianza.

Es responsabilidad del Primer Mandatario asumir personalmente la tarea de impulsar las relaciones con el establishment político norteamericano a fin de impulsar la ratificación del tratado de libre comercio.

No hacerlo significaría afrontar la siguiente encrucijada: o se la juega en serio y mete fierro a fondo en este tramo final, o asume su responsabilidad ante lo que puede ser su primera derrota política.

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