Los Países Andinos obtuvieron en bloque la ampliación del ATPDEA, pero era evidente que no avanzarían juntos hacia un TLC con los Estados Unidos. Bolivia fue la primera en abandonar el esfuerzo. El precario escenario político del país altiplánico hacía imposible que se pudiera sostener una negociación en ese sentido.
Ecuador, tras la caída de Lucio Gutiérrez y la llegada de Alfredo Palacio, intentó hasta el último momento seguir el paso a Colombia y Perú, pero la campaña electoral agotó esta posibilidad. El triunfo de Rafael Correa ha terminado por cerrar las puertas.
Perú se adelantó a Colombia y logró aprobar el Tratado en su Congreso y firmarlo en Washington en abril del 2006. Llegar a este punto tomó tiempo y significó acciones osadas como aquella tomada en setiembre del 2005 cuando las estrategias de Perú y Colombia empezaron a mostrar diferencias ante Estados Unidos.
El jefe negociador de Colombia, Hernando José Gómez, y el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Jorge Humberto Botero, eran los más reacios a seguir avanzando.
Toledo tomó el teléfono y habló con el Presidente Alvaro Uribe.
- ¿Qué está pasando Alvaro? Nos estamos entrampando y Estados Unidos está sacando provecho del juego tratándonos por separado. ¿Puedes recibirme si voy con mi gente a hablar?
- Encantado, Alejandro, aquí te espero.
El 5 de Setiembre del 2005 el equipo negociador peruano del TLC en pleno arribó a Colombia para sostener una reunión de trabajo con sus pares de ese país. En una sala de la Casa de Nariño se reunieron los presidentes de ambos países acompañados de sus ministros y negociadores, y en otra sala lo hicieron los empresarios de ambos países.
Colombia no avanzaba porque tenía problemas con los cuartos traseros del pollo que Estados Unidos pretendía introducir a su país causando un serio daño a los productores avícolas colombianos. Había también sensibilidad en el azúcar. Y en la propiedad intelectual de los productos farmacéuticos. Colombia defendía igualmente su industria cultural, en especial, el cine y la música.
Perú no tenía mayor inconveniente en estos temas. El equipo llegó a las 10 y 30 de la mañana y partió a las 17 horas. Era evidente que a partir de entonces ambos países irían separados, en tiempos distintos, pero juntos en su decisión de lograr el TLC.
Para que no quede duda de su actuación en bloque se llamó por teléfono al Presidente ecuatoriano. Dos meses después, se suspendieron las negociaciones. Ecuador se quedó en el camino y Colombia y Perú siguieron adelante con velocidades distintas. Un mes después, en diciembre de 2005, nuestro país alcanzó un preacuerdo.
En marzo de 2006, Toledo viajó a Estados Unidos para promover el Tratado de Libre Comercio con ese país en coordinación con el Presidente Alvaro Uribe. Ambos se repartieron la tarea de contactar a los congresistas norteamericanos. Toledo se reunió con Bush, con congresistas demócratas y republicanos y con las cabezas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.
Al mes siguiente, en la sede de la OEA, Perú, finalmente, firmó el TLC. En todo este tiempo la tónica ha sido de esfuerzo constante, de contactos directos y de visitas al más alto nivel. A partir de julio, con el cambio de gobierno, se debía alcanzar la ratificación del tratado en el Congreso norteamericano, pero se bajó la guardia y ahí tenemos los resultados.
Ahora deberemos negociar con los demócratas que históricamente son más duros y reacios a firmar acuerdos comerciales. Tarea difícil y ardua. Es como si volviéramos a nadar otra vez contra corriente.
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