“El
interés de la Nación por encima de cualquier otra consideración,
reclama
corregir nuestra delimitación marítima”
(Guillermo S. Faura Gaig, "El Mar peruano y sus límites").
37 años atrás, en 1977, Guillermo Faura Gaig, vice-almirante de la
Marina de Guerra del Perú, ex ministro de Marina del Gobierno de Juan Velasco
Alvarado, escribió un libro –El Mar peruano y sus límites– con una tesis en la que
incorporó los nuevos conceptos que sobre derecho marítimo se discutían en el
mundo.
La tesis del vicelmirante Faura señalaba que el Perú no tenía
tratado de límites marítimos con Chile, que los tratados de 1952 y 1954 eran de
carácter pesquero y tripartitos, y que, en consecuencia, correspondía reelaborar
nuestro mapa cartográfico y proyectar las 200 millas no por el paralelo terrestre geográfico, sino por una línea perpendicular paralela a la costa peruana.
Como al proyectar Chile y Perú sus respectivos mares territoriales
–así los llamaba Faura–, ambos espacios se superponían, formando un
cuadrilátero de 34.300 km2 (hoy se sabe que la medición exacta es 37.900 km2),
el vicealmirante peruano proponía usar el mecanismo dirimente que en diversas
partes del mundo venía imponiéndose para resolver espacios marítimos
superpuestos de países con fronteras adyacentes: la línea bisectriz.
Faura llegó incluso a dibujar planos referenciales y señalar con
claridad el error en que el Perú había caído al aceptar en algunos documentos
–como en la histórica declaración de 1947 de José Luis Bustamente y Rivero proclamando
las 200 millas–, la línea del paralelo terrestre como base para fijar el límite
marítimo entre nuestros países.
El parelelo terrestre –señaló Faura con claridad– es una solución
completamente inadecuada, porque no toma en cuenta la orientación y
configuración de las costas de los Estados. Por esa razón “fue desechado el
paralelo como método para emplearlo como límite por la Comisión de Derecho
Internacional preparatoria de la Conferencia de Ginebra de 1958”. En esa misma
reunión se acordó usar la “línea media” por representar mejor el
concepto de equidad entre las partes.
El vicealmirante pionero explicó que con el paralelo terrestre como
límite marítimo, Tacna tenía entre 0 y 40 millas de mar frente a sus costas;
Moquegua entre 40 y 74 millas y tres cuartas partes de Arequipa tenían
igualmente 74 millas marinas de mar. Punto por punto, refirió el mar recortado
que tiene nuestra costa: Chala, 150 millas, Atico 128, Camaná 100, Mollendo 80,
Ilo 40, Sama 20. “En cambio todo el litoral de Chile, desde el paralelo de la
frontera terrestre y de Arica al sur, disfrutan de 200 millas frente a sus
costas”. “La distribución equitativa entre ambos países correspondería a la
línea media que significa para el Perú una extensión de 10 mil millas
aproximadamente (34.300 km2)”.
Al hacer el mapa cartográfico de la costa peruana, Faura reparó que las proyecciones de nuestras costas debían dibujar rectángulos y no paralelogramos como sucede cuando se usa el paralelo geográfico. También se dio cuenta
no solo del espacio de mar peruano que se sobrepone al de Chile -llamado hoy "el triángulo interno"-, sino de un
área de mar ubicado fuera de las 200 millas marinas chilenas, pero dentro de
las 200 millas peruanas –originado por la proyección de las perpendiculares
entre Camaná e Ilo– llamada ahora “el triángulo externo”.
Para solucionar todos estos temas, Faura propuso conversaciones bilaterales.
Es decir una negociación directa con Chile, que permita, de común acuerdo,
delimitar la frontera marítima, algo a lo que, como sabemos, el vecino del sur
se negó siempre.
El pensamiento del vicealmirante Faura fue audaz, moderno, jurídico y
patriota. 37 años después, cada uno de los puntos que planteó serán resueltos
por un tribunal internacional. Su libro merecería una reimpresión.
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