La raíz del problema de la aprobada Ley 30288, Ley
Pulpín, no es técnica ni política. Es ideológica. Parte de dos modelos de
sociedad y gobierno: el liberal de derecha y el liberal de izquierda.
El liberal de derecha busca el crecimiento a secas,
flexibilizando el mercado laboral, desprotegiendo los derechos laborales;
contratando, simplemente, fuerza de trabajo. El mercado y su libre albedrío soluciona
todo. Una especie de selección natural económica.
El liberal de izquierda admite que puede haber
crecimiento sin inclusión, pero no desarrollo. Que una sociedad que aspira a la
justicia no puede promover solo el crecimiento de unos pocos. Que el mercado falla
y que sus distorsiones deben ser compensadas por el Estado.
Si utilizamos el pensamiento liberal de derecha es
fácil entender el razonamiento de la Ley Pupín. El bajo crecimiento del país el
último año (PBI de 2,6%) requiere frenar la desacelaración económica e impulsar
su dinamismo vía un aumento del consumo.
Aumentar el consumo pasa por colocar más dinero en los
jóvenes a cambio de un puesto de trabajo que no genere sobrecostos a los
empresarios. Es lo que llaman incentivos para promover la inversión privada y enfrentar
la desaceleración económica. En otras palabras: la receta del cholo barato.
Por esta razón, el pensamiento liberal de derecha no
encuentra nada de malo en crear puestos de trabajo precarios para jóvenes que
no han tenido educación de calidad ni han sido preparados para el campo
laboral. No saben hacer nada. No tienen experiencia en nada. Ergo, no son
productivos. No generan riqueza. En muchos casos, ni siquiera valen el sueldo
mínimo que se les paga.
El pensamiento liberal de derecha no reconoce la
dimensión ética del trabajo, desarrollada por la Iglesia en la encíclica papal Laborem Exercens, sino que se queda
anquilosada en el pensamiento mercantilista que la considera un bien del
mercado sujeto a la oferta y demanda.
Eso no es lo que reconoce la Constitución Política
vigente. Ni la Décimo Cuarta Política de Estado del Acuerdo Nacional.
La Constitución establece que pueden expedirse leyes
especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de
la diferencias de las personas (Art. 103). La Ley Pulpín es una ley
discriminatoria por edad. No porque les recorte sus derechos (porque,
efectivamente, si están desempleados, no los tienen), sino porque, siendo
contratados, no gozarán de los mismos beneficios reconocidos universalmente
para los trabajadores.
Los liberales de derecha afirman que no se puede
igualar en derechos a quienes son desiguales en productividad. La Constitución,
sin embargo, estipula que ninguna relación laboral puede limitar el ejercicio
de los derechos constitucionales, ni desconocer o rebajar la dignidad de un
trabajador (Art. 23).
El Acuerdo Nacional establece igualmente el acceso al
empleo pleno, digno y productivo. El Estado tiene la obligación de mejorar la
calidad del empleo, con ingresos y condiciones adecuadas; fomenta normas que
promuevan la formalización del empleo digno y productivo a través del diálogo
social directo. (Política de Estado
Décimo Cuarta).
Perú Posible reconoce que la Ley 30288 tiene avances
importantes como la contribución del Estado al asumir el 100% de la seguridad
social para el trabajador en su primer año de contrato; lo mismo que el
incentivo para el empleador de capacitación por impuesto a la renta. Algo que
podría caer perfectamente en el pensamiento liberal de izquierda.
Además, un Estado moderno, inclusivo, no se construye
con la creación de empleos precarios, sino con plenos derechos para todos. Diseñar
un régimen laboral diferenciado para nuestros jóvenes, lo que origina, en la
práctica, es la formalización del empleo precario. La historia de siempre: unos
pocos se llevan toda la pulpa y no dejan nada a los pulpines.
Persistir en el intento, desoyendo las manifestaciones
juveniles, solo reforzará un viejo axioma que de las calles pasará, sin duda, a
las ánforas el 2016: al liberal de izquierda se le conoce no en la tarima, sino
en la acción de gobierno. De lo contrario, lo que tendremos es un liberal de
derecha que usa el discurso del liberal de izquierda solo para llegar al
gobierno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario