La crisis
política ha sido conjurada, pero nada indica, ni por asomo, que ésta haya
acabado. El presidente ha conservado el puesto, pero las razones que lo
llevaron a esa situación crítica siguen en pie. Es como si en una emergencia médica hubiera salido de Trauma Shock para pasar a Sala de
Observación.
Para que le den de alta, debe reestructurar su gobierno. Recomponerlo. Reinaugurarlo. Relanzarlo. Es la
segunda y última oportunidad que tiene el Presidente para realinear la
correlación de fuerzas existentes en el Congreso. No habrá otra. El gobierno del
Presidente Kuczynski o se abre y convoca a nuevas fuerzas o se termina.
Lo que tiene
que construir el Presidente es un gobierno de coalición, una nueva alianza o pacto con agenda propia, un Acuerdo
por el Bicentenario, en el que se establezca un conjunto de objetivos
concretos a realizar de aquí al 2021, necesarios para fortalecer el sistema
democrático y generar desarrollo y bienestar para todos los peruanos.
En lo político,
uno de esos puntos del acuerdo debiera ser el retorno del
Senado, volver a tener un congreso bicameral. El propio proceso de vacancia ha
servido de mejor ejemplo al pueblo para que entienda los riesgos que conlleva
el acelerar plazos y precipitar decisiones, en lugar de reflexionar más
profundamente sobre ellos, asegurar una doble instancia y evitar consecuencias
apresuradas o desproporcionadas.
El Acuerdo por
el Bicentenario no debe ser un rosario de objetivos incumplibles, ni una lista
de buenos deseos, ni siquiera un plan de políticas públicas deseables (para eso
ya existe el Acuerdo Nacional).
No es tampoco
un papel escrito y una foto para las tribunas.
Es un
compromiso expresado en acciones y decisiones, con votos asegurados en el Congreso
para llevarlo adelante. Es en realidad un Plan de Gobierno mínimo en lo
económico, político y social; un conjunto de decisiones ejecutivas y legislativas
que pasa por la construcción de una nueva mayoría parlamentaria.
El Acuerdo por
el Bicentenario es fruto del compromiso de esa nueva alianza política que
necesita el gobierno para esta segunda fase (2018-2021). ¿Con quiénes construye
el Presidente esta nueva correlación de gobierno? ¿Qué fuerzas se unen? Como
flautista de cámara que es, el Presidente sabe que no basta ya un instrumentista
solitario. Necesita una nueva orquesta, pero, principalmente, alguien que
ordene y armonice todos los instrumentos. ¡Ah!, y no más bailecitos, por favor.
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