Hace bien el presidente Martín Vizcarra en deslindar que no
fue parte de un complot o conspiración para defenestrar al presidente Pedro
Pablo Kuczynski. Aunque la traición sea moneda corriente en política, no es
nunca una buena compañera.
Era necesario hacerlo porque venía cargándose una nube negra en torno
a la renuncia de PPK en el sentido de que había sido víctima de una
conspiración para expectorarlo del poder. ¿Hubo realmente una conspiración?
¿Fue Mamani un lobo solitario o fue mas bien parte de un esquema mayor, una
pieza seleccionada para cumplir una misión?
Algún día se sabrá. Lo cierto es que actuó con intención
proterva, oscura, cainita. Buscó,
promovió y logró pescar en cocha sucia. Su deleznable acción no limpia a
quienes cayeron en su trampa. Pero héroe de la democracia... ni por asomo.
Kuczynski renunció legalmente. Se adelantó, se asustó o se
cubrió. Sea como sea, tiró la toalla y Vizcarra la recogió legalmente. Hoy
sabemos que arrinconado por la amenaza de los audios o para librarse de una
inminente censura parlamentaria, el plan de PPK fue renunciar con sus dos
vicepresidentes y tirar todo por la borda.
Mercedes Aráoz se lo pidió a Vizcarra directamente, pero el
entonces embajador del Perú en Canadá, ante la disyuntiva de patear el tablero
o aferrarse a la sucesión constitucional, prefirió lo segundo. Y así se lo hizo
saber al propio Pedro Pablo.
¿Fue la decisión de Vizcarra parte de un acuerdo? ¿Hubo en su
determinación solo un análisis personal o de su entorno? ¿Y el premier
Villanueva? ¿Su diligencia para promover la vacancia de PPK respondió también a
un plan mayor? ¿O lo hizo pensando en el país? ¿Para salir del entrampamiento
en el que estábamos? ¿Mamani es solo un taimado traidor o parte de un complot?
Ante los rumores de conspiración cada vez más altos, el
presidente Vizcarra se vio obligado a salir esta semana a decir que NO. Que no
hubo tal conspiración. Que él decidió asumir el derrotero legal que la historia
le puso en el camino. El presidente Vizcarra reveló que durante su conversación
con Kuczynski fue claro en señalar que si bien era leal a la presidencia,
también lo era con el país.
En palabras de Vizcarra, le dijo a PPK: “lo que más quisiera
es que termine su periodo de mandato, y estoy para respaldarlo. Pero si en caso
por un factor que establece la Constitución no puedo renunciar, no es una falta
de lealtad... pero tengo una responsabilidad con el país'". ¿No podía
renunciar el primer vicepresidente? Nadie puede discutir ahora el resultado. La
sucesión democrática funcionó y el país sigue su marcha.
¿Es esta la verdad? Eso es otra cosa. Algún día quizás la
sepamos. Nos quedamos mientras tanto en la esfera política.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario