¿Cuál debe ser la ruta al desarrollo del Perú? Muchos caminos se han intentado. Algunas ideologías prevalecieron. Todas aportaron algún cambio. Un grado de mejora. Para unos más que otros, es cierto. Pero, avanzamos. En casi 200 años de República hemos tenido un esquivo camino al desarrollo. Pasamos del guano a la minería. Interrumpimos la agricultura y casi no tuvimos industria.
Hoy el mundo ingresa de manera veloz a la Cuarta Revolución Industrial, y nos seguimos haciendo la misma pregunta: ¿qué hacer para dar el salto al desarrollo? El World Economic Forum (WEF) advirtió hace dos años que por lo menos "el 35% de las destrezas exigidas para empleos en todas las industrias cambiarán en 2020”. ¿Qué estamos haciendo frente a ello?
Estados Unidos, China, Japón y Europa avanzan hacia una alta tecnologización. Un mundo de máquinas, donde el ser humano es reemplazado y los robots compiten en costo/hora con obreros y agricultores de carne y hueso de otras latitudes, entre ellas, América Latina.
La agroexportación tiene un espacio. La agricultura de subsistencia, como la conocemos, no. En la medida que los mercados internacionales se vuelvan más competitivos y exigentes, la agricultura de subsistencia será casi de sobrevivencia. Un banano de Tumbes regado con agua contaminada no tiene mercado externo asegurado. En cambio, una uva de Piura con campos regados con tecnología del agua, dosificada y limpia, llega tranquilamente a cualquier mesa del mundo.
Pero la base no es la tecnología. Ese, más bien, es el resultado, la consecuencia del verdadero camino al desarrollo: La Educación.
Educar y fomentar habilidades especializadas y avanzadas contribuye al crecimiento económico personal, promueve la productividad y contribuye al crecimiento económico. La tarea del Estado debe ser proporcionar este tipo de educación competitiva que genere la creatividad, la autoconfianza y desarrolle las potencialidades de nuestros jóvenes.
Nuestro país invierte el 0,12% del PBI en Investigación y Desarrollo, cifra por debajo de otros países de la región. Brasil invierte el 1,28% de su PBI. Argentina el 0,53% de su PBI. Chile el 0,36% de su PBI. Y Colombia el 0,27% de su PBI.
Tenemos apenas 0,2 investigadores por cada 1.000 integrantes de la PEA, mientras que el promedio en América Latina es de 1,57. Los retos son enormes, pero tenemos que empezar ya, si queremos evitar verdaderas catástrofes sociales más adelante. Por ahora, el Estado peruano invierte 4,8% del presupuesto de Educación en becas. Colombia invierte 7% y Chile invierte el 10,3%.
Si queremos transformar la productividad de nuestro país, si queremos incentivar el talento de nuestros jóvenes, debemos empezar por triplicar el fondo para becas de estudios en universidades peruanas y en el extranjero. Ese debiera ser el mejor regalo para los jóvenes en el Perú del Bicentenario: triplicar el presupuesto de Beca 18.
El camino al desarrollo, para que no sea esquivo, debe invertir en nuestra gente, en nuestros jóvenes. El recurso humano, es el mejor capital de un país, de una Nación. Pero el mejor capital de un ser humano es su formación integral; su conocimiento, su capacidad creativa, sus valores y el coraje para asumir los retos y salir adelante.
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