Por los números, a nivel nacional, Acción Popular es la primera fuerza política y es el indiscutible ganador de las elecciones congresales 2020-2021. Pero que lo haya hecho con 10.3% del total de votos válidos, indica que es más bien la primera minoría de un archipiélago variopinto de opciones, donde ningún partido captó una sólida mayoría. Una señal de advertencia para el resto de fuerzas democráticas, de cara al 2021.
El presidente Vizcarra, evidentemente, es el otro ganador de esta elección. En apenas cuatro meses, tras la disolución del Congreso, el gobierno impuso su juego y logró armar una representación parlamentaria completamente diferente, en el que sus principales enemigos –tozudos obstruccionistas– fueron barridos.
En medio de este nuevo escenario político hay también otros actores –con roles diferentes al stablishment, algunos incluso abiertamente antistablishment– que han logrado una importante cuota de poder en estas elecciones.
En Lima, por ejemplo, ganó el voto de una población jaqueada por la ola delincuencial de crímenes, robos y delitos. Es tal la inseguridad ciudadana, que a la gente no le importó elegir abrumadoramente a un ex policía acusado de asesinato que, cuando fue autoridad, se enfrentó a la delincuencia de todo pelaje, incluidos malos venezolanos. Este sheriff urbano logró –él solo–, más votación que cualquiera de los partidos en la capital de la república.
Los israelitas del nuevo pacto universal, son también los ganadores de esta elección. Son la segunda fuerza política en Lima. Nada mal para una comunidad cerrada y marginal de barbados y entunicados personajes que viven bajo los principios del antiguo testamento y el ayllu andino que propugnan un estado teocrático, pero, también, propuestas razonables como: política de medicamentos genéricos, institutos técnicos agrícolas, revisión de la ley de AFPs, entre otras.
El antisistema también ganó esta elección. Con cerca de un millón de votos, concentrados básicamente en el sur, la agenda inmediata de este grupo –Unión por el Perú– sería la liberación de Antauro Humala, militar que purga prisión por levantarse en armas contra un gobierno democrático, intentona golpista en la que fueron asesinados cuatro policías. Tras la agenda extremista de pena de muerte para funcionarios públicos ladrones y violadores, se esconde en realidad una agenda anti minera y anti inversiones que ha sintonizado con una porción importante del país.
Así las cosas, el rol del Congreso 2021 será primero articular un conjunto de fuerzas democráticas para construir con ellas el centro político que saque adelante las reformas pendientes, pero, sin descuidar las agendas regionales y nacionales –los problemas urgentes de la gente en la calle– que también se han expresado en esta elección.
---------------------
P.d: Breve paréntesis al trabajo de investigación que venimos realizando (y que en los últimos meses nos ha consumido el poco tiempo libre que disponemos), para comentar los acontecimientos nacionales, como lo venimos haciendo, desde hace unos años, en este mismo espacio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario