Desde el primero de setiembre de 2018, la versión internacional del diario El País de España, que se vendía en papel en el Perú, dejó de circular. Un escueto aviso aparecido semanas antes explicaba que a partir de esa fecha los lectores podrían acceder a su versión on line, gratuita en un primer momento, pero que luego tendría un costo por suscripción.
Es la tendencia mundial. La era de la tecnologización está cambiando nuestra vida a pasos agigantados. Y el papel —soporte material que acompañó la difusión de las ideas desde la aparición de la imprenta en el siglo XV—está siendo reemplazado en la era de la información por una pantalla táctil. Estos cambios que empezamos a experimentar son solo las primeras señalas de la llamada Revolución Tecnológica o Cuarta Revolución Industrial. Estamos en medio de una sociedad dominada por la tecnología donde el mundo real se fusiona con el mundo virtual y donde la realidad objetiva se traslapa con la realidad virtual o aumentada.
Redacción automatizada
En este nuevo mundo, todo acontece a la velocidad del byte. La noticia no es más un producto de profesionales especializados: los periodistas. Ni siquiera de personas con un teléfono móbil en la mano, corresponsales de todo en todas partes. La noticia hoy en día puede incluso prescindir del ser humano y ser el resultado de sucesivos algoritmos que arman palabras, las unen en conceptos y construyen párrafos enteros hasta elaborar una nota informativa. Esto es lo que hace un procesador con inteligencia artificial, un robot.
La pionera en utilizar este nuevo ciberedactor ha sido la poderosa agencia Asociated Press(AP). Desde el 2014, cuando se asoció a un gigante tecnológico, AP logró desplazar a un grupo de periodistas encargados de producir información y publicar estadísticas sobre la Bolsa de Valores. Los Angeles Times también ingresó al mundo de la redacción automatizada de noticias al viralizar su información sobre un incendio redacatada íntegramente por un procesador de información. The New York Times utiliza ciberedactores en su sección deportes. Su procesador de datos es tan desarrollado que no solo puede redactar resultados, sino que ensaya textos con valoración de las jugadas y sopesa las decisiones del entrenador.
Andrés Openheimer contaba el año pasado, en una conferencia ofrecida en Lima, cómo él mismo ya empezó a usar los programas de desgrabación para procesar sus entrevistas. “Ese trabajo de desgrabar, corregir y editar ya no lo realiza una secretaria ni un periodista, sino una máquina”, reveló. Su afán por investigar hasta donde estamos avanzando en la relación hombre-máquina lo llevó a un viaje por los países más desarrollados del planeta. Luego de conversar con académicos, científicos y empresarios de diversos sectores, encontró que la relación es más bien entre tecnología y trabajo. “El 47% por ciento de los trabajos existentes corren el riesgo de automatizarse o volverse obsoletos debido a los avances tecnológicos y el crecimiento de los productos y servicios en línea que están por venir en los próximos veinte años”, afirma en: “¡Sálvese quien pueda!, el futuro del trabajo en la era de la automatización”.
Diversos informes y estudios confirman esta hipótesis y han empezado a arrojar estadística sobre la automatización industrial; y el periodismo es una industria.Los más cautelosos señalan que en los próximos 25 años, la mitad de los procesos industriales que conocemos estarán completamente automatizados. Los algoritmos están ganando la batalla. Su velocidad de uso es tan acelerado que no se escapan actividades tan subjetivas, subliminales y artísticas, como la música o la pintura.
En busca del cibertalento
Por 10 mil euros, la Galería Central de Londres, Christie's, puso en venta “la primera obra de arte pintada por un algoritmo”. Se refería al resultado que arrojó un procesador de información al que se le cargó más de 15 mil pinturas del Siglo XIV y XX: “Retrato de Edmond de Belamy”, la imagen de un hombre. La firma al pie del cuadro no dejaba dudas sobre su autor:
Fueron tres artistas franceses de 25 años de edad —Hugo Caselles-Dupré, Pierre Fautrel y Gauthier Vernier—quienes crearon esta nueva expresión ¿artístico-tecnológica?, compuesto por millones de pixeles. El reto no fue crear una pintura hecha por una inteligencia artificial. Lo que buscaron sus autores fue que la inteligencia artificial creyera que la pintura ¡fue hecha por un ser humano!
Los jóvenes franceses explicaron así su lógica artístico-logarítmica: "Esta nueva tecnología nos permite experimentar sobre la noción de creatividad para una máquina, y el paralelismo con el papel del artista en el proceso de creación. Queremos que el espectador se centre en el proceso creativo: un algoritmo normalmente funciona replicando el comportamiento humano, pero aprende usando su propio camino".
Fueron tres artistas franceses de 25 años de edad —Hugo Caselles-Dupré, Pierre Fautrel y Gauthier Vernier—quienes crearon esta nueva expresión ¿artístico-tecnológica?, compuesto por millones de pixeles. El reto no fue crear una pintura hecha por una inteligencia artificial. Lo que buscaron sus autores fue que la inteligencia artificial creyera que la pintura ¡fue hecha por un ser humano!
Los jóvenes franceses explicaron así su lógica artístico-logarítmica: "Esta nueva tecnología nos permite experimentar sobre la noción de creatividad para una máquina, y el paralelismo con el papel del artista en el proceso de creación. Queremos que el espectador se centre en el proceso creativo: un algoritmo normalmente funciona replicando el comportamiento humano, pero aprende usando su propio camino".
En un futuro cercano, cibertalento será una palabra que identifique no tanto a cerebros humanos extraordinariamente hábiles en el manejo de las nuevas tecnologías, sino a procesadores automatizados capaces de pensar por sí mismos y aprender a resolver situaciones inesperadas, incluso resolver problemas o crear cosas nuevas por sí solos. (... continuará).
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