15 junio, 2019

Partidos: pensar en el Perú

En un interesante artículo sobre el tipo de partidos políticos que debiera tener el Perú, Carlos Meléndez propone tener una especie de think-thanks que abordan, estudian, analizan, temas relevantes y transforman las ideas en iniciativas que podrían ser incluso legislativas.

Touché. Es el debate de fondo. Qué tipos de organizaciones políticas tenemos y qué tipo de partidos necesitamos. Por ahora, nuestras casas políticas no ingresan en las categorías ni de partido de masas, ni de cuadros, ni en la de catch-all party.

No tenemos partidos. Tenemos clubes de barrio abandonados. Ventanillas de empleo precario. Bolsas de trabajo a futuro. Cuadrillas de cargadores que se activan cuatro meses antes de la campaña electoral.

En principio, carecemos de partidos con ideología. No tenemos tampoco organizaciones con estructuras democráticas, sino producto de artilugios legales, componendas sectoriales, cuando no, resultado de imposiciones económicas.

No existen equipos que se dediquen a pensar en los problemas del país. Ni siquiera a conocer su realidad local o regional. Ni qué decir de la dimensión nacional. El factor internacional, simplemente no existe. 

Los partidos tienen estructuras organizacionales del siglo XIX. Las secretarías responden a un ordenamiento vertical, jerarquizado, muchas veces autoritario, que mantiene el control, pero también lo viejo. No permite que fluya el cambio.

Se requieren partidos que funcionen no como shadow cabinet, escondidos, en la sombra, sino como luminous cabinet, abiertos, interdisciplinarios; un gabinete luminoso en ideas. Que estudie el país. Que proponga soluciones. Que aporte puntos de vista. Que debata con altura. Que fortalezca las instituciones, afirmando la democracia en lugar de conspirar contra ella. 

Belaunde tuvo esa práctica desde que apareció en política. En 1956, cuando se presentó por primera vez y no ganó, se reunía todos los lunes con sus diputados electos para analizar la realidad nacional. Algunas veces, invitaba a un experto a exponer un tema de actualidad. De esas conversaciones y debates intensos emergían proyectos de ley y luego normas que cambiaban la realidad.

En el 62 y 63 –antes de llegar al poder–, los encuentros fueron almuerzos, todos los lunes en el Maury. En una de esas reuniones se analizó la obsolescencia del sistema electoral a través de papeletas que cada partido debía llenar en busca de votos y Belaunde le encargó a Javier Alva Orlandini que estudiara el caso. El resultado fue una nueva ley general de elecciones, bajo el principio de votación secreta y universal que usamos hasta hoy.

La premisa básica del partido y su rol fundamental debiera ser pensar en el Perú. Organizar equipos, estudiar a fondo temas de actualidad, problemas sociales que preocupan a la gente y generar consensos para aportar a su solución. Eso, mientras no están en el gobierno. Cuando llegan, su obligación es poner en práctica lo estudiado. Un partido debe ser primero que nada una casa de ideas.


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